Misa dominical. 1 de noviembre de 2015

Sigámoslo, busquemos la felicidad

DOMINGO XXXI ORDINARIO (B)
“Todos los Santos”
1 de noviembre de 2015

Hoy es la fiesta de Todos los Santos, de todos aquellos que ya viven felices con Jesús en el cielo y nos ayudan. También en estos días estamos recordando a nuestros seres queridos difuntos. Algunos hemos visitado el cementerio o hemos rezado por ellos. Hoy también lo vamos a hacer en la eucaristía. 

Las bienaventuranzas son una llamada a la alegría, a la plenitud de la vida, que se encierra muchas veces en la paradoja: son felices los que lloran, son alegres los que son perseguidos. El mensaje encerrado en ellas ha sorprendido y enamorado a muchos a lo largo de la historia, incluyendo a no creyentes o cristianos de otras confesiones. En el fondo, son una invitación a imitar a Jesús para que seamos total y realmente felices.  fuente at: http://www.diocesismalaga.es/pagina-de-inicio/2014044818/lectio-divina-c...   PRIMERA LECTURA (Una pequeña historia)


Esta sencilla fábula, que es muy conocida, nos habla de que Jesús siempre está junto a nosotros…
hasta en el momento de la muerte.
La silla vacía
Un anciano cayó gravemente enfermo y el párroco fue a visitarlo. Cuando entró en la habitación del enfermo el sacerdote vio una silla vacía junto al enfermo. Entonces le preguntó qué hacía aquella silla vacía junto a él.

El enfermo sólo le dirigió una sonrisa y le dijo de forma pausada:

  • Pienso que en esa silla está sentado Jesús. Antes me era muy difícil rezar, hasta que comprendí que la oración consiste en hablar con Jesús. Ahora me imagino que Jesús está sentado en la silla junto a mí, así le hablo y le escucho.

Pasados unos días se presentó en la parroquia la hija de aquel anciano para comunicar al párroco
que su padre había fallecido.

Lo había encontrado con la cabeza apoyada en aquella silla vacía que
siempre tenía junto a su cama.

EVANGELIO.

Mateo 5, 1-12a.

“Dichosos vosotros”


Lectura del santo evangelio según san Mateo:
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó y se acercaron sus discípulos; y
él se puso a hablar enseñándoles:
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos porque ellos verán a Dios.

Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de salvación, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque se llamarán los “hijos de Dios”.
Dichosos los perseguidos por causa de su fe, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y or calumnien de cualquier modo por mi causa,
estad alegres y contentos porque vuestra recompensa será grande en el cielo
Palabra del Señor