MISA DOMINICAL, para niños. 9 Noviembre 2014

"Velad por que no sabeis ni el día ni la hora"
En este mes de noviembre, especialmente en los primeros días, hemos recordado y rezado por nuestros seres queridos difuntos, que ya viven la nueva vida de Jesús resucitado. En el evangelio Jesús nos animará a estar siempre preparados, con la luz de nuestra vida encendida.    Jesús nos llama siempre a estar con él, desde pequeños. • No vale decir: “seré mejor cristiano el año que viene” • Hay que comenzar ya a ser buen amigo de Jesús. • Con la lámpara de nuestra vida bien encendida. • Así estuvieron nuestros seres queridos que han fallecido. • Agradecemos su vida y la luz que nos pasaron   PRIMERA LECTURA (Una pequeña fábula) (Esta sencilla fábula, que es muy conocida, nos habla de que Jesús siempre está junto a nosotros… hasta en el momento de la muerte).   La silla vacía   Un anciano cayó gravemente enfermo y el párroco fue a visitarlo. Cuando entró en la habitación del enfermo el sacerdote vio una silla vacía junto al enfermo. Entonces le preguntó qué hacía aquella silla vacía junto a él. El enfermo sólo le dirigió una sonrisa y le dijo de forma pausada: - Pienso que en esa silla está sentado Jesús. Antes me era muy difícil rezar, hasta que comprendí que la oración consiste en hablar con Jesús. Ahora me imagino que Jesús está sentado en la silla junto a mí, así le hablo y le escucho. Pasados unos días se presentó en la parroquia la hija de aquel anciano para comunicar al párroco que su padre había fallecido. Lo había encontrado con la cabeza apoyada en aquella silla vacía que siempre tenía junto a su cama.    EVANGELIO: Mateo 25, 1-13. “Velad, porque no sabéis ni el día ni la hora”   En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:    El Reino de los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran necias y no tenían aceite en las lámparas. Y otras cinco eran sensatas y se habían preocupado de cargar con aceite las lámparas. Las necias les pedían aceite y las sensatas no se lo daban, por temor a quedarse sin nada.     Mientras fueron a comprarlo llegó el esposo y las que estaban preparadas entraron al banquete y se cerró la puerta.   Más tarde llegaron también las otras doncellas diciendo:   “Señor, ábrenos”.   Pero él respondió: “Os lo aseguro, no os conozco”.   Por tanto, estad siempre despiertos y bien atentos, porque no sabéis ni el día ni la hora.   Palabra del Señor.