MISA DOMINICAL. 26 Octubre 2014

"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.  Este es el más grande y el primer mandamiento.  El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

El Domingo del Amor a Dios y al Prójimo

En respuesta a uno de sus adversarios Jesús de Nazaret define lo principal de su vida y de su doctrina: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Ello convierte a este domingo XXX del Tiempo Ordinario en el Domingo del Amor. Del AMOR con mayúsculas, del Amor a Dios y al prójimo. Y no estaría nada mal que aprovechásemos esta jornada para reflexionar si, verdaderamente, amamos a Dios como Él se merece, y si, asimismo, desde ese amor ejercitamos nuestro cariño hacia los hermanos. Vivimos tiempos fuertes de insolidaridad y de desamor y Cristo nos quiere enseñar a amar. ¡Ojalá aprendamos!

 

¿Cómo actúo con mis compañeros? ¿Qué actitudes tengo ante profesores? ¿En mi familia muestro el gran amor que les tengo?

 

Libro del Exodo 22,20-26. 

Éstas son las normas que el Señor dió a Moisés: 
No maltratarás al extranjero ni lo oprimirás, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto. 
No harás daño a la viuda ni al huérfano. 
Si les haces daño y ellos me piden auxilio, yo escucharé su clamor. 
Entonces arderá mi ira, y yo los mataré a ustedes con la espada; sus mujeres quedará viudas, y sus hijos huérfanos. 
Si prestas dinero a un miembro de mi pueblo, al pobre que vive a tu lado, no te comportarás con él como un usurero, no le exigirás interés. 
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélveselo antes que se ponga el sol, 
porque ese es su único abrigo y el vestido de su cuerpo. De lo contrario, ¿con qué dormirá? Y si él me invoca, yo lo escucharé, porque soy compasivo. 

Salmo 18(17),2-3a.3bc-4.47.51a-51b. 

Yo te amo, Señor, mi fuerza,
Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador.

Mi Dios, el peñasco en que me refugio,
mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoqué al Señor, que es digno de alabanza 
y quedé a salvo de mis enemigos.

¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! 
¡Glorificado sea el Dios de mi salvación,
Él concede grandes victorias a su rey
y trata con fidelidad a su Ungido

Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 1,5c-10. 
Hermanos: 
Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. 
Y ustedes, a su vez, imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra en medio de muchas dificultades, con la alegría que da el Espíritu Santo. 
Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya. 
En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no sólo resonó en Macedonia y Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto. 
Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, 
y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera. 

Evangelio según San Mateo 22,34-40. 
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, 
y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: 
"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?". 
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. 
Este es el más grande y el primer mandamiento. 
El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 
De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".